Aterrizar en Marte

         En amena plática con un grupo de amigos (y de amigas, como se dice), hablando sobre los últimos sucesos de la saga espacial que protagoniza la NASA, a alguien se le ocurrió comentar que la nave había aterrizado en quién sabe qué polo del planeta rojo. Rápidamente, al oír eso, una maestra que estaba presente, corrigió: “No se dice aterrizar, puesto que llegó a Marte; se dice amartizar. Eso lo sabe uno desde la primaria”. El que había hecho el comentario enrojeció apenado –supongo- por evidenciar su ignorancia y  asintió levemente con la cabeza. Por el tono perentorio con que fue dicha la corrección, ninguno de los presentes se atrevió a comentar más y la plática se desvió hacia otros temas. Creo que en el fondo todos nos hacíamos la pregunta de cómo habría que decir cuando las naves llegaran a Saturno o Júpiter o más allá, para evitar un futuro desliz.

 

         En 2005, bajo el patrocinio del banco BBVA y la Agencia Efe, se crea la Fundación del Español Urgente (Fundéu) con el propósito de “proporcionar criterios uniformes del uso del español y ofrecer respuestas rápidas a las consultas que se le formulen desde cualquier medio de comunicación, para contribuir a evitar la dispersión lingüística o la invasión indiscriminada de neologismos”. Un policía del idioma, podría pensarse desde una óptica; un referente necesario, desde otra.

 

         El caso es que Fundéu entró a la polémica del nombre que debía usarse para referirse a la maniobra de la dichosa nave. Amparados en el prestigio de que el presidente de esta asociación es al mismo tiempo el director de la Real Academia Española, y que su consejo está formado por una serie de connotados lingüistas, filólogos y otros académicos, el diez de junio pasado, en su página de Internet publicaron su postura.

 

         Fundéu BBVA recomienda que para el caso que se comenta se emplee el verbo aterrizar, ya que, “referido a aviones, helicópteros, cohetes o cualquier otra nave voladora, significa posarse, tras una maniobra de descenso, sobre tierra firme o sobre cualquier pista o superficie que sirva a tal fin”. Y puntualiza que en esta definición la palabra tierra aparece como nombre común, es decir, como equivalente a superficie, a suelo, y no como el nombre propio de nuestro planeta: Tierra. Y remata que, entonces, cuando se habla de aterrizar “no se trata de posarse en el planeta Tierra, sino de hacerlo sobre cualquier pista o superficie, incluidas las de los portaaviones”.

 

         Unos días después, cuando por casualidad me topé con el artículo, se lo mostré al corregido. Lo leyó atentamente y al final hizo un gesto ambiguo mientras me regresaba la hoja. Puede ser, dijo.

 

         En efecto, puede ser. Pese a que la postura de Fundéu suena lógica, a más de uno puede parecerle que no, que está equivocada. Como decía líneas arriba, habrá que tomar su postura como un referente, válido y confiable, pero que puede no convencer a muchos. ¿Y tú cómo dices?